martes, 21 de junio de 2011

Nueva polémica

Asociaciones nacionales e internacionales piden al Gobierno que preserve las presas, algunas con más de dos siglos de antigüedad
Azud con escala salmonera en el río Najerilla (La Rioja)

La Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, un ambicioso proyecto que busca recuperar la morfología natural de las cuencas españolas, supondrá la desaparición de numerosas piezas del patrimonio hidráulico de la Comunitat situadas en cinco ríos valencianos. En algunos casos se trata de obras centenarias, como el Azud de la Font del Sapo, en el Vinalopó, que está datado en el siglo XVIII, y en otros, de vestigios de centrales eléctricas primitivas. Esto ha provocado rechazo de ayuntamientos, plataformas ciudadanas y asociaciones, que en los últimos días han llegado a remitir cartas a la ministra Rosa Aguilar para evitar la demolición de las estructuras.

Es algo parecido a lo sucedido con el azud de la Marquesa, donde ya ha empezado el derribo para su posterior reconstrucción, si bien la actuación no está dentro de la Estrategia aunque persigue el mismo fin.

El plan, impulsado por el Ministerio de Medio Ambiente, se divide en actuaciones en tramos degradados que ejecutan las Confederación Hidrográficas. En el caso valenciano, supondrá la demolición de presas en el Vinalopó (cinco), Serpis (tres) y Mijares (cuatro). Además, se trabaja en el proyecto del Júcar (se prevé eliminar 2) y en el del Turia (1). También se actuará en los ríos Cabriel, Magro y Verde, aunque no habrán demoliciones.

Azud de la Vallesa, en el río Turia

Según fuentes de la Confederación del Júcar (CHJ), en el caso de los dos principales ríos de la Comunitat los proyectos todavía no se han terminado, si bien es cierto que existe un esbozo donde se esgrimen las líneas maestras de la actuación, empleado para darla a conocer durante las jornadas de participación publica del proyecto.

La Estrategia tiene ya varios años y responde a la necesidad de conseguir la mejor calidad ecológica de los ríos en 2015, una exigencia de la Directiva Marco del Agua. A grandes rasgos, se persigue devolver los tramos a su estado natural. Se prevé eliminar flora invasora, ampliar los cauces sobre terrenos agrícolas próximos, retirar residuos, rehabilitar riberas y garantizar la continuidad transversal, esto es, evitar el efecto barrera de azudes y compuertas, al considerar que suponen un salto infranqueable para los peces. Se proponen derribos si están en desuso o adecuaciones para posibilitar el paso de la fauna.

El día 13, María Rosa Suárez-Inclán, presidenta del Comité Nacional del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), remitió una carta a la ministra de Medio Ambiente trasladando su preocupación por los proyectos de la Estrategia.

«El Plan contribuirá sin duda al saneamiento de nuestros ríos, pero también está provocando una alarmante e innecesaria destrucción de elementos positivos, no contaminantes ni consumidores de caudal, sino beneficiosos desde un punto de vista ecológico por la producción de oxígeno generada por su fuerza motriz y su función de reserva estival para la preservación de especies fluviales», reza la misiva en relación a los azudes y molinos asociados, «elementos estos que constituyen, además, una riqueza patrimonial de gran importancia en sentido histórico, cultural y paisajístico».

En la actualidad, ICOMOS es una oenegé que asesora a la Unesco en materia de patrimonio cultural, y este año dedicó el Día Internacional de los Monumentos y los Sitios, precisamente, a los elementos históricos relacionados con el agua.

Algo parecido sucedió a finales de 2010. En este caso, la carta fue remitida por el presidente de la Asociación para la Conservación y Estudio de los Molinos, Antxon Aguirre. «Las acciones que más nos inquietan son la eliminación de los azudes, elementos indispensables en los molinos, batanes, ferrerías, serrerías y otros ingenios que utilizan el agua retenida en los azudes». Además, argumenta que «no consumen el agua con la cual trabajan ni la contaminan».

También ha existido rechazo municipal. En el caso del Serpis, durante la fase de participación pública se consiguió preservar dos de las cinco estructuras a demoler (la del Infern y la de Morú), vinculadas con la producción eléctrica. Sin embargo, el Ayuntamiento opta por mantener todas las presas.


Comentarios: 

RÍOS CON VIDA: La intervención puede limitarse al corte o sección en el cauce del río, conservando los molinos, cecezs, etc. Los azudes trocean estos ríos una y otra vez. Un río no es una suma de aguas estancadas, sino que es agua que fluye y da vida al entorno.

¿AMENAZAS PARA EL RÍO?: Desde hace tiempo, se emplean titulares poco objetivos. Estos ríos, como todos, necesitan su espacio fluvial, a lo largo y a lo ancho. Animamos a la CHJ a que prosiga con sus estudios y obras, que por una vez no se basan en meter hormigón. Nos hemos acostumbrado a que los ríos sean charcas inconexas, pero los ríos necesitan transportar su agua, sedimentos y energía. Además, los ríos están llenos de azudes, uno tras otro, por lo que el efecto se multiplica.

MIEMBRO DE AEMS: El genio que redactó este artículo se hace eco de la ignorancia. El argumentario está basado en creencias populares sin base técnica alguna. menos mal que la Directiva está echa en Europa con criterios mas objetivos porque si depende de normativas autonómicas estamos perdidos. Un aplauso a la iniciativa del ministerio.


FERRAN LLARGUÉS“La amenaza sobre los azudes centenarios se extiende a cinco ríos” Creo alarmista este título dejando la recuperación de los espacios fluviales como “un daño” cuando es algo totalmente distinto. La recuperación de la conectividad del río favorece por un lado el económico; un terreno, una propiedad con un río vivo es mucho más valiosa que una propiedad es un espacio alterado. El lado social o medioambiental, un río que pueda aumentar o recuperar su capacidad de albergar especies autóctonas fomenta y aviva los negocios de restauración, casas rurales y otras posibilidades, sea para destino de pesca como espacios orientados a la observación ornitológica o de fauna general que habite ese tramo. También mejora la calidad del agua. Y por supuesto ayuda a que los sedimentos lleguen a las maltrechas playas de nuestras costas, aportando además mejores nutrientes, necesarios para la fauna que habita los deltas. En Estados Unidos de Norteamérica llevan derruidos más de 600 azudes y presas para mejorar o recuperar la morfología de los ríos. Con ello se han recuperado especies y aumentado de forma considerable la economía de las zonas. Solo cabe realizar una búsqueda en cualquier buscador para ver diversos informes al respecto. Aquí en España se está trabajando en esa línea en varias C.A. Es difícil que alguien que ha visto solo el río como “un canal” o un “camino para verter lo que nos sobra” entienda o pueda visionar un río como una vena por dónde discurren tantas cosas necesarias para el hombre. Un río vivo favorece a todos.


ROBERTO COLLYa era hora de que se llevará a cabo un plan de mejora integral de los ríos. Muchos azudes no tienen hoy en día ningún significado, salvo obstaculizar el libre tránsito de la fauna del río. La demolición de estos azudes servirá para mejorar las condiciones naturales de nuestros ríos y en consecuencia la de todos los seres que los habitan. Por muy antiguos que sean y algunos opinen que deben ser conservados, hemos de pensar que un río es mucho más antiguo que cualquiera de las obras que hay a su paso y su conservación está por encima de ellos.


jueves, 2 de junio de 2011

En el río Palancia

Una mina de arcilla en Bejís amenaza un refugio de la trucha autóctona





Una mina de arcilla proyectada sobre el arroyo Canales, que desemboca en el río Palancia, amenaza la supervivencia de una de las poblaciones más abundantes de trucha autóctona, según confirma los censos y análisis genéticos realizados por la Consellería de Medio Ambiente.

Diversos colectivos vecinales, partidos políticos y organizaciones de defensa ambiental entre las que se encuentra AEMS-Ríos con Vida de Valencia se han personado en contra de este proyecto que paradójicamente coincide con la puesta en marcha de un Plan de Gestión para la Trucha Común Autóctona de la Comunitad Valenciana.

El conflicto medioambiental data del año 2000, cuando una empresa solicitó la concesión de un permiso "de investigación" en el municipio de Bejís que en 2004 se convirtió en una petición oficial de concesión minera. Poco después, el Ayuntamiento de Bejís, inicia los trámites de su plan general sin contemplar la actividad minera. La zona de cantera fue calificada como "terreno no urbanizable de especial interés forestal y paisajístico".

Los recursos presentados por colectivos locales, entre los que figura una plataforma creada contra la mina, lograron paralizar el expediente en la Consellería de Industria por un defecto de forma que la empresa minera ha recurrido, mientras ganaba también un recurso contra el ayuntamiento, obligado por la Justicia a cambiar su PGOU en lo relativo a los terrenos sobre los que se concedió el permiso de investigación.

Los grupos opuestos a la mina prevista en Collado Girón destacan que la erosión, los arrastres y el sedimento liberado por la actividad minera pueden ser la puntilla para una población escasa y muy amenazada.




Análisis genético

Tanto los estudios realizados por la Conselleria de Medio Ambiente como lo que hizo la Universitat de Valencia coinciden en la precaria situación de la trucha común en toda la Comunitat Valenciana.

Además, un análisis genético encargado al Departamento de Genética de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela permitió establecer el origen de las distintas poblaciones de trucha, un factor "esencial" a la hora de aplicar programas de gestión y conservación de recursos.


Según el citado informe, el "marcador" de origen centroeuropeo resultado de las repoblaciones realizadas en las últimas décadas está presente en mayor o menor grado en todos los ríos trucheros valencianos, aunque destacan las cifras obtenidas en el río Turia, cuya población es completamente centroeuropea.

Otros cauces como el Vallanca registran una importante "contaminación" ya que los genes de origen Mediterráneo o Adriático -citados como autóctonos- suman el 68%.

En el Palancia, el origen autóctona de la trucha se justifica en el 80% de genes mediterráneos hallados en su población, solo superados por el 86,4% del río Villahermosa.

Tras identificar "la alteración del hábitat, la "sobreexplotación pesquera" y una inadecuada política de repoblaciones como causantes del declive de la trucha autóctona, el informe de la Consellería de Medio Ambiente destaca que es necesario "mantener reservorios genéticos de la trucha" en cada región.

"Las cuatro poblaciones con componente autóctono preferente deberían constituir un objetivo prioritario de conservación" y contribuir a crear dos unidades de gestión operativas para la trucha común en la cuenca alta del Turia-de donde desapareció- y en las cabeceras de los ríos de Castelló mejor conservados.


Las organizaciones que actúan en defensa de río Bejís, creen que pese a estos avales científicos la mina podría obtener los permisos en breve.


Comentario: Fuentes consultadas por TROTARRÍOS han confirmado que el proyecto no cuenta con el visto bueno del ayuntamiento de Bejís, y que hasta la fecha no se ha iniciado ningún trámite, pues no ha sido presentada documentación para ello. En el caso de que se presentara documentación y esta fuese tramitada llevaría al menos entre 3 y 4 años la gestión. Esperamos que este proyecto no se lleve a cabo, y que si lo hace no afecte al río Palancia, auténtica joya natural de la Comunidad Valenciana, que junto con su población de trucha común merece un grado de protección que lo preserve en un futuro de peligros como este, y lo conviertan en un referente natural para todos.